El espejo de su ascensor

Por su interés licantrosociológico, publicamos un texto enviado por Lobo Solitario (con permiso del autor) y esperamos seguir contando con su colaboración. Juzguen uds.

"Llevo 34 años y medio intentando engañar a los espejos. Anoche volví a
casa a las 11.15, metí el coche en el garaje, llamé al ascensor, entre
en él y me quedé mirándome fijamente a los ojos en el espejo de cuerpo
entero que hay. Hice el ademán de inclinarme a mi derecha y en ese
mismo instante me giré en el sentido contrario. Fue increíble. Mi
imagen en el espejo se inclinó a mi derecha aunque en milésimas de
segundo reaccionó y copió mis movimientos. Me quedé más de diez minutos
dentro del ascensor ejecutando mil posturas y acrobacias pero no volví
a engañarle.
Esta mañana he entrado en el ascensor y el espejo no estaba, en su
lugar había un cartel en el que decía que en unos días lo repondrían
porque se había roto".

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