La elegancia del erizo

Este fin de semana terminé de leer 'La elegancia del Erizo' de Muriel Barbery.
Por desgracia no leo con la frecuencia con la que lo hacía antaño y las andanzas de las dos protagonistas, vecinas, y almas gemelas del número 7 de la calle Grenelle han sufrido muchas interrupciones.
La novela se lee con interés, hay unas cuantas reflexiones interesantes, diálogos consistentes y humor refinado, pero lo cierto es que me ha dejado un cierto regusto de insatisfacción.
La naturaleza de los personajes (Renée, la portera que lleva toda su vida fingiendo ser una mujer común, y Paloma, que con doce años oculta una inteligencia extraordinaria) trasmiten personalidades tan homogéneas que de tan poco creibles parecen sacadas de una fábula moderna.
Ese aire cinematográfico me lleva a pensar que no tardaremos en ver una versión cinematográfica al más puro estilo 'Amelie'.

Vuelvo

Y lo hago, en parte, gracias a Manolo y su fardacho. El padre de Marta se metió no hace mucho en esto de los blog de manera tardía y está consiguiendo lo que, para mí, es la esencia de una bitácora personal: contar de manera sincera los asuntos que uno considera trascendentales para sí. El lo ha llamado en su última entrada "escribir en voz alta". Gracias a ello consigue trasmitir claves vitales que de otra manera seguramente no conoceríamos. Algo muy valioso.
Ya hay suficientes blogs que citan contenidos de otros blogs o que sirven al autor para recrear una vida que no es la propia, ¿no?

Lo hago también gracias a Marta. Ella también es una recién llegada a esto de los blogs, pero como su padre le está sacando un provecho fantástico. Escribe cada vez mejor y con más ilusión. Con sus relatos nos maneja a todos a su antojo, llevándonos de la risa a la sorpresa, pasando por alguna tristeza desconcertante (uno no sabe si tiene algo que ver en todo ello!) y, sobretodo, le está dando muchos ánimos a nivel profesional.
Es un placer verla de reojo observando lo que le rodea. La escena más cotidiana paseando, en una cafetería o en nuestras escasas escapadas, pasa por sus ojos y queda almacenada para verla reflejada, poco después, en una pequeña y reluciente entrada semanal a su blog
Es un placer descubrir que tu compañera, además de ser una parternaire fabulosa, tiene una pequeña esquina donde brilla cada semana con pequeñas historias. Leerla, qué vale la pena.

Y ahora me toca a mí, puesto que vuelvo sin ninguna pretensión. Con los músculos de la escritura totalmente atrancados. Y, al menos, con la intención de escribir de manera frecuente cosas sencillas y bastante cotidianas que considere importante trasmitir a quien me lea.

Vuelvo pues.