Brassens y una LOIF cualquiera

Tengo la enojosa costumbre de crearme lista de objetivos que casi nunca logro cumplir. No porque sean, los objetivos, especialmente ambiciosos (aunque en casa no piensan lo mismo), sino porque la mayoría de las veces la rutina casi nunca es tal y los imprevistos suelen mandar al garete mi L.O.I.F. (Lista de Objetivos Imposibles del Fin de semana).
Este largo fin de semana, con una previsión del tiempo bastante propicia para una LOIF muy enfocada a actividades "indoor", pintaba bien. De hecho empezó bien.
El viernes le hice un pequeño nanocurso de maquetación html a una amiga y luego algo de deporte. Por la noche vimos "En la ciudad", de Cesc Gay en la 2. Es esa especie de refrito indigno que hicieron con el "Versión Española" que en su dia dedicaron a esta película tan fantástica y de la que ya hablé en su día.



Acabó la película y la habitual Cayetana Guillem-Cuervo presentaba el debate que en su día se realizó sobre la película y que ya presentó ella mismo. Supongo que necesitaba una extra de la semana.



El sábado fue un gran día LOIF. Por la mañana me deshice de unos cuantos cadáveres plantarios, consecuencia del abandono total de mi ya escasa predisposición a la jardinería.
Por la tarde Marta y yo nos dimos un homenaje con nuestro pequeño plan perfecto. Las 4Cs: Compras Cuturales, Cena y Cine.
Con las dos primeras C, Marta se llevó un par de libros de la sección de pedagogía y la última novela de Antonio Gala, "Los papeles del agua". Yo no salí de la sección de discos y me hice con "The BBC Sessions" de mis adorados Belle And Sebastian, que nos devuelven a sus mejores momentos.



También me hice con un barato y extenso recopilatorio de George Brassens que no he dejado de escuchar. Lo sé. Es un acercamiento primario a una figura básica de la canción popular europea.
En mi casa se escuchaba, sobretodo, a Moustaki y he seguido agrandando la vena francófona con los que considero herederos actuales de los cantantes clásicos como Brassens, Brel o Leo Ferré y de la chanson pop de Serge Gainsbourg: Dominique A, Benjamin Biolay, el bretón Yann Tiersen, Bénabar, Françoiz Breut, etc.
Escuchar estas canciones sencillas, desprovistas pero a la vez fácilmente reconocibles, con esa voz suave que contrasta con su aspecto de oso adormecido, son poco menos que desengrasantes de la realidad.



Tras las compras hicimos tiempo para ir a cenar. El plan original era haber ido al cine en una sesión que nos permitiera cenar después, pero la cartelera, y los recientes cambios de horario de proyección de los cines a los que solemos ir nos dejaron un poco descolocados.
Afortunadamente, un café tranquilo y la cartelera Turia (¡para cuando un rediseño!) nos arreglaron la tarde y decidimos cenar pronto en nuestro Árabe favorito. Esta vez tuvimos tiempo para disfrutar de nuestros platos favoritos: los Briwat vegetales, la Pastila, las croquetas Kebée, y como no, los dulces.
Tras la cena llegamos tranquilamente a la sesión de las 23h. Vimos "Las horas del verano", un muy recomendable filme francés de Olivier Assayas, protagonizado por Juliette Binoche y Charles Berling, que nos hizo pensar, básicamente, en el peso del pasado y en nuestra relación personal con los objetos. El hecho de que la trama se centre en torno a la herencia de un valioso legado artístico es anecdótico, pero lo cierto es que ha sido pocas veces retratado en el cine.



Escribir una extensa entrada sobre el 60 Aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, llevar trastos al estudio, instalar y configurar Parallels en mi portátil, lavar el coche, ordenar los discos, ordenar las fotos, sacarle partido al programa de facturación que compré hace casi año, llevar la minicadena a reparar... Todas estas tareas quedaron fuera. Es lo que tiene crearse uno sus propios sistemas. Y lo cierto es que ha estado tan mal.